lunes, 2 de abril de 2012

BESTIARIO EN LENGUAJE MENOR


Cada individuo, de acuerdo con sus miedos o deseos, obsesiones o premoniciones, tendrá que dar forma y sustancia a esos Grandes Transparentes cuya misión parece que consistiría en instalarnos en una duda ilustrada: si existieran otras especies “por encima del hombre”, entonces tendríamos que reajustar nuestra visón del mundo y del rango que tenemos en él, y abdicar de la ridícula pretensión de ser dueños de la creación, con permiso incluso para destruirla. Jose Manuel Rojo, Transparencias y proyecciones del mito surrealista.

Somos atravesados sin cesar por las bestias. Enormes seres invisibles que se alzan desafiándonos, emboscándonos, conduciéndonos, desgarrándonos o unificándonos. Al llegar la noche, tras una llamada de teléfono, en el destello de una caricia, en el sabor de unas uvas, en los prolegómenos de la lluvia, o en cualquiera de los millones de próximos gestos posibles.

Por ejemplo, la autenticidad, que te apuñala. O el derroche de uno mismo compartiéndose con la gente que se quiere. O bien el tamaño del universo, la generosidad que estalla en la revuelta como un volcán, la plenitud y sus bocanadas, el brillo del instante en el centro del mundo, la esperanza que se aprieta para espantar las malas noticias, el amor enhebrado, la imparable continuidad de todas las horas.

Mediante un lenguaje menor, pues sólo los signos ligeros pueden posarse en las bestias, este bestiario piensa en ellas, siente en ellas y canta a través de ellas. Y como siempre, pues ése es el secreto de todas las canciones, se canta para afianzar un destino: nunca podremos dejar de ser carne de monstruos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un motivo de calor en cualquier frío


Y es que somos cuerpos y no goteras, somos bastante más que una cadena de montaje de válvulas, esfínteres y órganos que se dosifican con miedo a abandonar la cojera de las hienas, somos la rebelión material más sofisticada contra la entropía, milagros de especificidad, pues de los millones de espermatozoides que nadaron en el semen de tu padre por la trompa de tu madre aquella noche de camping sólo tu llegaste al óvulo, inaugurando una combinación genética irrepetible que, a lo largo de sus 27 años de vida tomó millones de decisiones que podían haber virado el rumbo de las cosas hacia desarrollos alternativos, como ser columnista en un periódico local, o repostera, y co-evolucionó con contingencias tan heterogéneas que posibilitaron millones de combinaciones y que fueron decantando, sin ningún plan, tus ilusiones, tus gustos, tus miedos, tus capacidades, hasta que por fin, hoy, giras tu armario para no tener pesadillas o concibes la utopía como algo parecido a recolectar frambuesas para desayunar y que tu casa sea un molino de río, y todas esas cosas únicas que van delimitándote y que siento temblar en tu boca el segundo antes de morderla despacio para simplemente colindarte y que no te pierdas en tu propia inmensidad. Y lo mismo pasó con tu madre y tu padre y sus padres y tu pueblo y tu especie y tu planeta: y así, en todo el universo, y sólo tú eres tú y sólo yo soy yo, y nos une lo contrario al miedo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Enamorarse es sembrar una metáfora

Enamorarse es sembrar una metáfora: por ejemplo, una chica torpe y obligarte a abrazarla para que no rompa el mundo.

Un oasis de azúcar en un desierto de sal.

Una chica salida de un cuadro especial: una ciudad en la que los jerseys se tejen directamente de las ovejas, y los barcos de papel navegan por el caño bajo las ventanas, y el sol es una hoguera.

El aleteo de una mariposa que provoca huracanes sin que nadie lo note.

Una holgura para la que ningún cántaro está preparado.

La voz indicada para bajar la guardia.

Los días se encargarán de depositar los sedimentos.

sábado, 28 de noviembre de 2009

LA MUJER Y EL GIGANTE

Hay en el mundo una mujer que tiene un amor secreto, tan secreto que ella ni siquiera lo sabe.

Cuando era niña su amor la llamaba en la ventana de su habitación, pero como era un gigante parecía enfurecido y peligroso, y sus padres no la dejaban salir a jugar con él. Desde entonces su corazón lo busca y el corazón de él también la busca, y se ponen tristes si pasan demasiado tiempo sin verse.

Es una relación complicada, porque él ocupa casi las tres cuartas partes de la Tierra y ella apenas un metro sesenta de cuerpo, pero eso sí, muy bonito y voluptuoso. Poco a poco ella fue perdiendo el miedo y el pudor. Le contó sus secretos y él le habló en el oido de la plenitud. Ahora en verano ella se entrega a él completamente desnuda, él la envuelve enamorado y ella, por fin, se siente cántaro no preparado y no sólo holgura. Y en uno de sus últimos baños el gigante, celoso de los hombres hechos a la altura de su placer, la dejó embarazada.

Ahora sus otros amantes pegan el oído en su viente, y si de verdad la quieren, escuchan murmurar una caracola, hija del mar. Y comprenden que sólo él puede amarla a la altura de su libertad y de su amor. Pero no temen, se alegran. Entre otras cosas, esto explica porque dormir en la orilla de esta mujer sabe a infinito.










miércoles, 7 de octubre de 2009

DEL VALOR DE NO DORMIR SOLO

No resultará extraño para muchos que hoy, superada al menos superficialmente la psicosis pecaminosa del cristianismo, dormir tenga implicaciones emocionales más fuertes que follar. Es ya un lugar común de nuestro tiempo la sensación de que, después de un polvo, y tras ciertos chapoteos más o menos eróticos, el amante sobra. Follar, por desgracia y en tanto que proceso que aun reducido a lo puramente fisiológico es apasionante, se adapta bien a un mundo donde la velocidad y un placer egoista e infantilizado imponen sus mediocres leyes. Aquí estamos, instantáneos, de usar y tirar, usandonos el uno al otro como si fueramos cosas para corrernos y pasárnoslo bien. Poyas y coños que responden como perros de Paulov.

Dormir junto a alguien exige una disposición diferente.

Por un lado dormir te expone a peligros, por lo que dormir con alguien es una apuesta en la confianza. Por otro lado, el tacto de los cuerpos tiene, en el dormir acompañado, un horizonte quizá menos excesivo pero mucho más profundo y enigmático, que no puede dejar de testimoniar una frontera, y por tanto una pregunta que vuelve sobre uno mismo. A nivel psicológico, la noche siempre ha sido la caída de las sombras (los fantasmas de la noche), el momento en que recapitulamos los días y la vida y hacemos balance, en el que somos conscientes del paso del tiempo, en el que sentimos la soledad, en el que aparecen los sueños y sus extrañas preguntas, en el que tiritamos por nuestra inmortalidad fracasada. La noche nos pone la realidad a flor de piel. La noche nos vuelve íntimos. De alguna manera, las personas necesitamos pasar la noche como se pasa un puerto de montaña o una emboscada, y nos acurrucamos con algo, bien sea un recuerdo, una almohada, un sueño, un deseo, o un cuerpo que se tenga a mano, y con el que exista la comodidad y la complicidad para ser naturales, frágiles y sencillos, como son las briznas de hierba.

En esta sociedad de idiotas patológicamente incapaces de comprometerse ni compartir nada, en el que cada decisión o gesto parece que te cierra una puerta para algún día llegar ser esa estrella del rock o del cine que todos creen llevar dentro, tener ganas de dormir con alguien, y no simplemente dejarse caer en los alrededores de un polvo, porque ya no pasa el bus o porque se esté demasiado cansado para irse, es una señal que apunta al amor.


Se podía haber dicho con menos rodeos:


La noche, contigo,
me orilla la vida.

Yo,
que siempre muero ahogado
en el fondo del vértigo:
naufrago, al fin,
en la isla desierta de tu respiración.

Mi infinito encuentra en tu piel su resumen.

miércoles, 19 de agosto de 2009

ESCUCHA EL DISCO EN YOUTUBE: CATÁLOGO DE ESPECIES DE AMOR NO IDENTIFICADAS


Recuperando la música como comunicación y regalo.
7 minutos
Saca las uñas niña buena
Acontecimientos con pies de alondra
La carretera abierta
Noticias de un mundo nuevo
Síndrome de la realidad infinita
Especies de amor no identificadas
Aviones de papel
Tal y como son las cosas
Costas y bsques de la Sierra de Sintra

sábado, 15 de agosto de 2009

HISTORIAS PARA CONTAR JUNTO AL MAR

















Historias para contar junto al mar:
su amor captura el epicentro del tiempo
y aterriza en la renovación de la carne.